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zaje de las simples combinaciones se utilizan pizarras ante las cua- les los alumnos deben «descifrar» en coro: B-A: BA,.... Las palabras utilizadas son las que nacen de esta producción sintética: «papá», «pipa», etcétera. Los textos que se leen son artificiales y «pueriles», en todo caso totalmente ajenos a la vida real afectiva. El problema fundamental reside en pasar de esta gimnasia formal a la lectura de verdaderos textos. La distancia suele ser tan grande que los alumnos pasan con dificultad de descifrar a leer, es decir, a acceder al sentido. Recuérdese la anécdota contada por Alain: en un tren, una persona «lee» el diario. Su vecino le pregunta: «¿Qué noticias hay hoy?» el otro responde: «No lo sé, estoy leyendo». Según Freinet, esta técnica su- pone la muerte del espíritu. Leer es buscar el sentido de lo que se lee. Por esto se informa con interés de las técnicas y las teorías de Decroly: la percepción del texto no es sintética, letra tras letra, sino global, según establece la «psicología de la forma». Por consiguiente, en el aprendizaje de la lectura es preciso utilizar la propiedad natural de la percepción: ésta es la base de la «lectura global» aprendizaje que va de las palabras, percibidas y reconocidas globalmente, a la sílabas, producto de la descomposición de las palabras mediante el reconocimiento de las similitudes, hasta llegar a los sonidos descu- biertos de la misma manera analítica. A partir de ahí puede pasarse a la composición de palabras nue- vas y a la escritura. De este modo se define un método analítico-sin- tético que Freinet descubre y en el que se inspirará, aunque supe- rando la perspectiva original. El acceso al texto escrito debe ser ante todo una búsqueda de su sentido. La lectura-trabajo y la biblioteca de trabajo Cuando se ha adquirido la lectura como técnica, y también en el mo- mento en que se está a punto de ello, Freinet le da pleno significado. A su juicio, leer no es hacerlo de manera repetitiva y dirigida de tro- zos seleccionados por el autor del manual o el maestro. Leer es ir a buscar el texto que se necesita, ya se trate de distraerse o sobre todo de actuar. La lectura como técnica de vida es ante todo, en sus propias palabras, «lectura-trabajo», frente a la lectura «hachís» que desconecta de lo real y nos sumerge en lo imaginario. Por esta razón, la «Cooperativa de Enseñanza Laica» editó folletos accesibles a los niños de diferentes edades en los que los lectores pueden encontrar, después de buscar en un fichero titulado «Biblioteca de trabajo», los textos que les permitirán profundizar un tema. Esta lectura es espe- cialmente importante para profundizar el estudio del medio. También puede enriquecer las informaciones recibidas mediante la corres- pondencia. Por último, permite preparar la exposición oral, ilustrada mediante cuadros o proyecciones («La conferencia de alumnos») de- lante de los condiscípulos. Aprendizaje de la escritura y de la expresión escrita La imprenta como medio pedagógico de comunicación constituyó sin duda el punto fuerte de la innovación en materia lingüística. Es total- mente causal que Freinet, militante proletario, inventara ese método. La prensa y los talleres de imprenta constituyeron desde el principio de las luchas obreras el trabajo noble por excelencia. La imprenta es un trabajo manual por el que se concreta y difunde el pensamiento, pero es también el lugar donde se concentra y de alguna manera se venera la corrección del idioma. No se imprime de cualquier manera. Incluso hoy día la imprenta quizás sea el único lugar donde el respeto de la ortografía y la puntuación ha encontrado refugio, y con mayor razón en los años en que Freinet inventó la imprenta en la escuela. Querer imprimir es querer comunicar a gran escala. Imprimir es, funcionalmente, analizar el idioma, letra por letra, y respetar la ortografía, partiendo de textos libres, debatidos y modificados colectivamente. El alumno impresor se enfrenta con la exigen- cia de la legibilidad. Las faltas no son ya errores sancionados únicamente por el maestro, sino obstáculos para la comunica- ción pública. Será por tanto una cuestión de honor evitarlos. Las normas ortográficas y gramaticales, en la medida en que permiten comprender esos errores, se convierten en necesi- dades funcionales. La división del trabajo y la cooperación se concretan en la composición y la impresión. Ortografía y gramática Pero ¿cómo evitar los errores si no se conocen las normas y las razones en que se basan? Freinet no olvida la necesidad de fa- cilitar los conocimientos que faltan en los momentos adecua- dos. El alumno conserva su autonomía: utilizará el diccionario o un manual de gramática, así como fichas auto correctoras. En estos momentos, el maestro no dudará en «dar una lección». Pero, a diferencia de la pedagogía tradicional, esta lección no  será consecuencia de una progresión teórica y abstracta, sino de necesidades comprobadas: no se sabe escribir una palabra, no se sabe si hay que poner ado o ao.... Si se llevan a cabo ejer- cicios más a fondo, deberán ajustarse a la realidad concreta de lo que se necesita. Sobre todo, no se sobrecargará la memoria con normas abstractas. A menudo bastará con un tanteo, una observación, para que se produzca la imitación. Cuando esto no baste, pero sólo en este momento, podrá impartirse una lec- ción. Para corregir, Freinet confía sobre todo en la impregnación que sigue al contacto vivido prácticamente en la producción de los enunciados. Llegó incluso a preguntarse de manera provo- cativa: «¿Y si la gramática fuera inútil?». Estudios experimenta- les objetivos pusieron de manifiesto posteriormente que gran parte de la gramática enseñada era inútil y provocaba confusio- nes persistentes y el olvido de lo que se había aprendido. El cálculo vivo Ya se ha indicado anteriormente de qué manera las activida- des matemáticas, tomando su origen en las necesidades reales de la vida escolar, pueden hacerse «vivas». La enseñanza clá- sica del cálculo en la escuela elemental, y todavía más de las matemáticas en la enseñanza secundaria, es un universo es- pecífico, puramente abstracto y formal. Por esta razón, la ma-   9   


































































































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